lunes, 17 de enero de 2011

ABORIGENES DEL CARIBE

LA CULTURA TAINA.

En el año 1492 Cristóbal Colón toca las costas de la isla y descubre en sus habitantes una raza indígena desconocida llamada taínos que en lengua arauaca quiere decir bueno o noble. Los taínos habitaban esta isla desde el año 800 A.D.

Se organizaban en unidades tribales que se regían diariamente y dedicados a una vida sedentaria simple y rica en tradiciones religiosas y agricultoras, la expresión de su cultura en nuestra isla era la más rica del área del Caribe.

Sin embargo, el descubrimiento y sus métodos de conquista exterminaron esta raza en un período aproximado de 50 años, lo cual limitó el impacto de dicha cultura indígena sobre la dominicana.

El sistema de colonización tuvo que traer al Continente Americano, personas más fuertes y resistentes a las duras faenas de trabajo.

Aunque los dibujos rupestres son de una marcada puericia, como sus petroglifos, el taíno trabajó primorosamente la piedra y la cerámica. En la cerámica pusieron arte e inquietud espiritual, y a veces de complicadas formas de decoración.

Tenían excelentes trabajos en piedra y concha, y también trabajaron la madera.

Existen evidencias de que los taínos también practicaron actividades de cestería y fabricación de vasijas, cucharas y vasos utilizando el fruto del higüero que ellos sembraban con estos propósitos.

A.-Lengua:

Del lenguaje de los indios, conocemos sólo las palabras que nos quedan: nombres de personas, lugares, y de algunos productos del agro, de la caza y de la pesca, consignadas por los cronistas.

Los indios no tenían lenguaje escrito, se dice que hablaban el lucayo, aunque Pedro Henríquez Ureña toma a Loven y otros para decir que hablaban el taíno.

Fray Ramón Pané decía que se hablaban dos lenguas en la isla, Las Casas dice que eran tres.

Una de ellas era la más extendida "... la otra lengua fue la universal de toda la tierra - dice Las Casas - y ésta era más elegante y más copiosa en vocablos y más dulce el sonido." Esto corrobora la afirmación de Colón: "... tienen un habla la más dulce del mundo y mansa, y siempre con risa

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La vivienda del indio era el bohío o buhío. Para algunos, la vivienda del cacique era denominada Caney, pero otros autores no consideran diferencia.

El tipo más corriente era de planta circular que poseía techo cónico y estaba sostenido por postes dispuestos alrededor de un poste central, donde se hacía descansar el techo, fabricado al igual que las paredes, de yerbas, yaguas y bejuco (usaban hojas secas de cana o yagua de palma real).

"Otras casas o buhíos hacen asimismo los indios, y con los mismos materiales; pero son de otra facción, y mejores en la vista, hechas de dos aguas, y de más aposento, e para hombres más principales e caciques..." "Y en las principales hacen unos portales que sirven de zaguán o recibimiento." (Oviedo)

La puerta de la vivienda del cacique daba al batey o plaza donde se reunía el consejo de los ancianos (bajo un cobertizo), se practicaba el juego de la pelota y los

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se practicaba el juego de la pelota y los areytos.

C.- Deportes:





Los taínos practicaron una serie de juegos que tenían un doble carácter, ceremonial y diversión como son: carreras, concursos de fuerza, pesca como deporte, etc., siendo los más importantes el simulacro de guerrero (juegos gladatorios) y el de pelota. Este lo jugaban en una plaza que centraba la aldea, llamada batey. La pelota se fabricaba con fibras vegetales a las que se daba una flexibilidad especial. consistía el juego en mantener en movimiento la pelota a base de los rebotes de esta con ciertas partes del cuerpo (hombro, codo, cabeza, rodilla). Se pierde cuando por cualquier razón la pelota cesa en su movimiento.

D.- Casabe o cazabí:

La industria del casabe o cazabe era quizá la más desarrollada. Para ello usaban la yuca amarga, fuertemente tóxica. La deshidrataban, rallándola en una piedra erizada llamada guayo, colocándola en una manga cónica de hojas de palma tejidas llamada cibucán y utilizándo grandes piedras para estirarlo y que se exprima la yuca rallada. El residuo que quedaba era cocido en el burén, quedando una torta, aún hoy apreciada.

El líquido resultante o hien, al fermentar perdía su poder tóxico y resultaba en una especie de vinagre con el que sazonaban sus carnes.

E.- Bailes y cantos (Areytos).-

El baile y las canciones eran acontecimientos sociales entre los indios antillanos. Acompañaban sus cantares con orquestas monocordes. Dice José Gabriel García:

"... con tambores que hacían de un madero delgado y hueco forrándolo en uno de sus extremos con un cuero bien estirado; con panderos que formaban con conchas de animales; con harpas que hacían valiéndose de unas varas flexibles que introducían dándole la forma de medio arco, en un güiro o calabazo vacío y que encorvaban con finas sogas de cabuya, y con pífanos o flautas hechos de pedazo de caña brava; con maracas y grandes caracoles, de los cuales sacaban notas monótonas y desapacibles."

Las canciones entonadas, así como las danzas, se llamaban areytos. Desgraciadamente nada ha quedado de esta música ni de sus versos.

Había varias clases de areytos: el areyto simbólico, perteneciente a la liturgia sagrada, el areyto guerrero, con el cual celebraban las victorias bélicas y el areyto social, para honrar a personajes célebres. También los areytos servían para transmitir las creencias de generación en generación y eran cantados siempre de la misma manera para no corromperlos.

Los areytos eran dirigidos por una persona principal que recitaba historias danzando en cierto contrapaso. Esas historias eran repetidas en voz más alta por un coro danzante compuesto por hombres, unas veces, o por mujeres, otras, o por grupos mixtos en muchos casos

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Adoraban el fuego, el sol y la luna. Tenían un dios supremo, Loquo que vivía en el cielo o Turey. Rendían culto a cemíes de piedra (dios menor), que ellos mismos tallaban. Creían que los muertos van a un lugar llamado Coayban, cuyo señor era Maquetaurie.

De acuerdo con relatos recogidos por el fraile Ramón Pané, los mitos de los indios se relacionan con el origen del Sol y la Luna, salidos de una cueva llamada Jovovava; con la transformación de seres asexuados en mujeres, utilizando el pájaro iriri que agujereaba los árboles; y con la fantástica creación del mar al romperse una calabaza desparramándose el agua que contenía en proporciones tales que con ella cubrió la tierra.

Los mitos y otras creencias eran transmitidos de generación en generación por aquellos ancianos más respetados de las familias, los clanes y las tribus

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ARTE RUPESTRE Y ARTESANIA




El gran desarrollo alcanzado en las actividades artísticas y artesanales fue uno de los rasgos más característicos de esta sociedad.

La confección de una extraordinaria cerámica para fines funerarios y rituales y la fabricación de una enorme cantidad de ídolos, amuletos y otros artículos de lujos, confeccionados en piedra, madera, concha, hueso y otros materiales no se han conservado tanto, como los de algodón y otros (cuyo semi principal se encuentra en el Museo de Turín, Italia).

Se han encontrado muestras del arte rupestre taíno en diferentes localidades de la isla como en las cuevas de las Maravillas y del Pomier; también, al dar la vuelta al Lago Enriquillo se pueden ver las famosas Caritas.

Otras cuevas conocidas por sus pictografías se encuentran en el Parque del Este y en los Haitises.

Las piezas de alfarería taína halladas en nuestra isla son de superior calidad a las de otras islas, al igual que los artefactos líticos y en madera que conformaron toda una parafernalia para la realización de rituales mágicos religiosos taínos.

Los dos productos de cestería más importantes que quedan como herencia de esta cultura precolombina son la hamaca y el macuto.

El arte de los indios taínos como el de todos los pueblos aborígenes refleja su particular concepción del mundo. Los taínos creían en espíritus superiores que controlaban, a veces caprichosamente, la naturaleza humana y el mundo. A estos espíritus el hombre debía halagar, apaciguar o neutralizar por medio de ritos y ceremonias sagradas.

El arte taíno, encarnación de dichas creencias, se expresaba, con relativo o absoluto dominio técnico en agradables formas convencionales, elaboradas con los más diversos materiales. De algunos de sus ejemplares, ejecutados con materia perecedera, sólo nos resta la descripción que de ellos nos dejaron los cronistas de Indias.

Pocos objetos de valor artístico se salvaron de la destrucción sistemática, llevada a cabo por los misioneros y colonizadores, de todo lo que para ellos, tenía significación mágico-religiosa, es decir los ídolos y otros objetos de uso ceremonial. De la destrucción, que obedecía a las ideas religiosas de la época, sólo se salvaron aquellas que se enviaron, como objetos exóticos, a príncipes europeos renacentistas quienes los conservaron en sus gabinetes de curiosidades, y aquellos que, a tiempo, lograron esconder los indios en cuevas y otros lugares inaccesibles para los conquistadores, y que serían, siglos más tarde, re-descubiertos por arqueólogos y campesinos.

Lo que hoy podemos denominar arte taíno no es otra cosa que la expresión simbólica y estética de su sociedad, de sus necesidades, y sobre todo, de sus creencias y prácticas mágico-religiosas. Es dentro de esta realidad que podemos apreciar e interpretar sus diversas expresiones.

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LA AGRICULTURA




Los Taínos nos dejaron una gran herencia social, podemos citar, por ejemplo: varias plantas domesticadas como la yautía, el tabaco, el ñame, el maní, el maíz, el mapuey y ni decir la yuca y la elaboración del cazabe, cuyo proceso se mantiene casi intacto hasta nuestros días. Son herencia taína sobreviviente a la conquista.

MEDIOS DE COMUNICACIÓN UTILIZADOS POR LOS TAINOS.




Los taínos tenían formas muy peculiar para comunicarse una de ella era el uso de canoas, para transportarse de un lugar a otro.

ENCUENTRO CULTURAL ENTRE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA Y TAINA.

Los Tainos se organizaban en unidades tribales que se regían diariamente y dedicados a una vida sedentaria simple y rica en tradiciones religiosas y agricultoras, la expresión de su cultura en la isla era la más rica del área del Caribe. Sin embargo, el descubrimiento y sus métodos de conquista exterminaron esta raza en un período aproximado de 50 años, lo cual limitó el impacto de dicha cultura indígena sobre la dominicana.

El sistema de colonización tuvo que traer al Continente Americano, personas más fuertes y resistentes a las duras faenas de trabajo. Desde el momento mismo del descubrimiento de la Española, cuando Colón y sus acompañantes pisan tierra y entran en comunicación con los aborígenes, tiene lugar un proceso más o menos complejo de relaciones raciales y culturales entre los unos y los otros.

Los contactos de los españoles con los nativos de la isla fueron desde el principio conflictivos, tanto que produjeron la progresiva, pero implacable desaparición de los nativos. Ya hacia 1560 apenas quedaban algunos grupos dispersos de indígenas, sin mayores consecuencias para el futuro progreso de miscegenación que daría nacimiento al hombre dominicano.

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A diferencia de otros países de América, Santo Domingo no presenta en la actualidad el nuevo tipo étnico común a otras latitudes del continente: el mestizo.






La temprana desaparición de los naturales de la Española fue también causa que su cultura, que a la llegada de los conquistadores atravesaba por una etapa neolítica, de cultivo intenso de la agricultura y producción de cerámica y materiales líticos, no pasara a integrarse por completo a la simbiosis operada más tarde con la cultura de otros grupos foráneos.

De la cultura taína restan muy pocos remanentes, y estos corresponden sobre todo a los aspectos materiales de la misma. Hay que advertir, por lo demás, que varios de esos aspectos perduraron a través del esclavo africano, quien los hizo suyos y los incorporó a sus costumbres y hábitos de trabajo.



Así, por ejemplo, cuando los taínos empezaban a extinguirse, los negros habían logrado ya dominar la técnica del cultivo de la yuca y la preparación del casabe, que era el alimento básico de aquellos. A través de los esclavos africanos, los taínos legaron a nuestra cultura el cultivo de roza, cuya quema y tala de árboles serían luego continuadas por los plantadores azucareros.

Otros elementos importantes de la cultura material taina que subsistieron y aparecen hoy incorporados a la vida y actividad cotidianas del dominicano son:

Instrumentos como la canoa, la hamaca, el caracol (usado como trompeta para dar avisos) y la cuchara de higüero; técnicas como el sistema de pesca denominado barbasco o "encandilamiento", el ahumado para la conservación de las carnes, la cestería (especialmente mediante el empleo de cuerdas de cabuya y la petaca de yagua), el encendido de hornos de carbón, la utilización de la piel de ciertos peces para limpiar y rayar vegetales, etc.; productos agrícolas como la batata, la yautía, la jagua, el jobo, el maíz, el lerén, el maní, etc. Todos ellos forman parte de la dieta dominicana.

El mundo espiritual del taíno apenas dejó huellas en la cultura criolla, y las pocas muestras de ese mundo se hallan fuertemente sincretizadas con las creencias y ritos cristiano-africanos. Podemos citar, al respecto, la sacralización de ciertos caciques taínos, elevados a la categoría de luases o divinidades del panteón voduísta; las supersticiones relativas a las hachas indígenas, popularmente conocidas como "piedras de rayo" y el mito de la ciguapa, entidad femenina que camina con los pies al revés.

La mayor aportación del taíno a la cultura dominicana hay que buscarla, sin duda, en el lenguaje. Numerosos vocablos forman parte del habla criolla